El viajero que parte de puerto Pañuelo pude disfrutar el placer de la navegación en un marco de montañas nevadas y frondosos bosques. Sobre las transparentes aguas del lago Nahuel Huapi se llega a isla Victoria, la de los altos acantilados. Bosques de pinos, coihues y abedules, parecen guardar historias y leyendas destinadas a sorprender, con sus misterios, al viajero. Una reserva de animales autóctonos (pudu pudu) y exóticos (ciervos colorados y faisanes dorados), la escuela de guarda parques y una cálida hostería le dan vida a la isla. Después de algunos minutos más de navegación, la excursión continua hasta llegar a Quetrihue, península que posee el famoso bosque de arrayanes, único en el mundo por su extensión, densidad y desarrollo de sus ejemplares. Contemplar el arrayán cubierto de flores blancas o blandamente cargado de nieve, es situarse en una dimensión mágica, diferente. Finalmente, mientras el crepúsculo comienza a caer sobre la cordillera de los andes, se regresa a puerto.